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lunes, 30 de julio de 2012

Vela - Purifícate, pide, recibe, actúa. Saint-Martin


 "Velad, manteneos firmes en la fe,
sed hombres, sed fuertes".
I Cor 16:13

"Ponte en vela,
reanima lo que te queda y está a punto de morir"
Ap 3:2

Vigila sin descanso, hombre de paz, hombre de deseo, para que el trono esté firme e inamovible, ya que, si este trono no está en buenas condiciones, puedes retrasar con tu negligencia la obra y la manifestación de las maravillas y las gracias del Señor”. [HN 30]

Vela, vela mientras estés entre los hijos de la violencia. Ellos te persuadirán de que tienen algún poder, y nada pueden.
¿Cómo serán amigos de la verdad, si las comparaciones que ellos nos presentan son siempre falsas?
En los seres aparentes, no queda ninguna impresión de la acción de los seres verdaderos; he ahí porqué las tinieblas no pueden comprender la luz.
Si deseas comprenderla, no la compares a nada de aquello que conoces.
Purifícate, pide, recibe, actúa: toda la obra está en estos cuatro tiempos.
¿Purificarse no es orar, ya que es combatir?
¿Y qué hombre osaría caminar sin purificarse, ya que no puede dar un paso sin colocar el pie sobre los peldaños del altar?
No es suficiente dejar de dudar del poder del Señor; es preciso también no dudar del tuyo.
Porque Él te concedió un poder, pues te dio un nombre y pide sólo que lo utilices.
No dejes, por tanto, la obra entera a cargo de tu Dios, pues Él quiso dejarte algo para hacer.
Está siempre dispuesto a derramar sobre ti todos los bienes; te pide sólo que vigiles los males que te rodean y no te dejes sorprender.
Su amor expulsó estos males del templo en tu beneficio; ¿llegaría tu ingratitud al punto de dejarlos volver? [HD 8]

No te relajes, hombre de deseo, porque el Dios de los seres no tiene inconveniente en venir a hacer una alianza con tu alma ni tiene inconveniente en venir a realizar con ella esta generación divina y espiritual en la que él te aporta los principios de vida y quiere encargarte del cuidado de darles la forma. Si quisieras observarte con atención, notarías que todos estos principios divinos de la esencia eterna deliberan y actúan con fuerza dentro de ti, cada uno de ellos según su virtud y su carácter; te darías cuenta de que puedes unirte a esas fuerzas supremas, hacerte uno con ellas, transformarte en la naturaleza activa de su acción y ver que todas tus facultades crecen y se avivan por multiplicidades divinas; sentirías que estas multiplicidades se mantienen y crecen en ti todos los días, porque la impresión que habían transmitido a tu ser los principios de vida las atraería cada vez más y, al final, estos principios no harían en realidad más que atraerse ellos mismos en ti, puesto que te habrían asimilado a ellos”. [HN 8]

Mantendré mi alma en actividad, para tener continuamente en mí la prueba de mi Dios.
La mantendré ocupada en la meditación sobre las leyes del Señor.
La mantendré ocupada en la práctica y en el hábito de todas las virtudes.
La mantendré ocupada en regenerarse en las fuentes vivificadoras.
La mantendré ocupada en cantar todas las maravillas del Señor y la inmensidad de su ternura por el hombre.
¿Qué instantes podrán quedarle que no sean llenados por la oración?  Mi vida será un cántico continuo, pues el poder y el amor de Dios son ilimitados.
Inmediatamente que me aproxime al Señor para alabarlo, Él me enviará al Santificador.
El Santificador me enviará al consolador.
El consolador me enviará al amigo del orden.
El amigo del orden me enviará el amor de la casa de mi Dios.
El amor de la casa de mi Dios me enviará la liberación.
Y las tinieblas se apartarán de mí y serán precipitadas para siempre en sus abismos”. [HD 12]
“…así es como se dan a conocer las recompensas prometidas al hombre de deseo, que se ha consumido en la vigilancia y en el celo por guardar la ciudadela que se le ha confiado, a este hombre de deseo, que se ha prometido no dedicarse jamás a una especulación del espíritu y de la inteligencia sin haber consagrado de antemano unos esfuerzos y un tiempo a cualquier obra activa del espíritu. Hasta ese punto está persuadido de que el hombre debe temer siempre no hacer lo suficiente, pero no debe tener ningún temor a no saber lo suficiente, y este prudente temor de no hacer lo suficiente establece en él una virtud también muy beneficiosa: la de estar siempre dispuesto a seguir las órdenes de su maestro, siempre lleno de resignación con todos los acontecimientos a los que puedan conducirlo sus servicios, siempre felices, desde el momento en que pueda darse interiormente el testimonio consolador de que ha sido celoso con la gloria de su maestro y no ha caído en falta ni en retraso en su servicio”. [HN 49]

viernes, 27 de julio de 2012

Del Cuerpo Glorioso y de las consecuencias de su Caída. Saint-Martin


"Dijo Dios:
Hagamos el hombre a imagen nuestra,
según nuestra semejanza..."
Gn 1:26
"Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer,
pero no se avergonzaban uno del otro"
 Gn 2:25
"...y se dieron cuenta de que estaban desnudos"
Gn 3:7
"Yahvéh Dios hizo para el hombre y su mujer
túnicas de piel y los vistió"
Gén 3:21

Del cuerpo glorioso de Adán

"[…] el Eterno emanó al hombre, a Adán, u hombre espíritu: Réaux, que significa ser elevado en gloria espiritual Divina. Él lo emanó en un cuerpo de gloria, incorruptible, que no estaba sujeto a ninguna influencia de la parte elemental y  no tenía necesidad de ninguna especie de alimento para su forma, que era toda espiritual […] Esa forma era semejante a la que tenemos en el presente. […] no era diferente de la que tenemos, sino por la naturaleza: una era gloriosa, espiritual y activa, y la otra tenebrosa, material y pasiva.

[…] Adán no era susceptible de ser alimentado por ninguno de los frutos inmundos de [la] materia, sino que era alimentado apenas de frutos puramente espirituales Divinos de su naturaleza, porque ningún espíritu puro y simple, tal como lo era Adán, bebe o come para mantener su forma, ya que él la deja y la retoma cuando quiere".
IHD, VIª Instrucción
"Porque la desnudez que los libros hebreos le atribuyen [a Adán] antes de su crimen y de la cual se dice que no se ruborizaba, presenta otra verdad. La palabra gharoum (desnudo) procede de la raíz árabe ghoram, que significa hueso despojado de carne. Ahora bien, el hueso es el símbolo sensible de la palabra fuerza, Virtud, porque el hueso es la fuerza y el sostén del cuerpo. Por otro lado, esta palabra hueso remonta por la palabra ossum de los Latinos hasta la raíz hebraica ghatzam, que significa una fuerza, una virtud, una Potencia desprovista de carne, o sin cuerpo de materia.

Esto parece más real en cuanto que en el siguiente pasaje, el hombre se anuncia como que no se ruboriza de su desnudez y, en efecto, dado que la confusión que inspira el pudor solo se debe a los sentidos carnales, si el hombre, aunque puro y esclarecido, no sintiese, debido a su desnudez, ni vergüenza, ni ninguna de las impresiones del pudor, sería una prueba evidente de que no tenía ningún sentido carnal".
CN, XIII

Consecuencia de la Caída sobre el cuerpo de gloria

"[…] Adán, precipitado por la justicia del Eterno del centro de las regiones celestes, fue obligado a revestirse en los abismos de la tierra con una forma semejante a aquella que tenemos: se tornó sombrío y tenebroso por su crimen y por la desnudez en que se encontraba con la compañera objeto de su desgracia, por la pérdida de su cuerpo de gloria, tal como dice la Escritura, hablando simbólicamente, cuando dijo que Dios les “vistió” [con túnicas de piel]. Ahora bien, el vestido que Él les dio no fue otro sino la forma aparente que cubrió nuestro ser espiritual Divino, o nuestra alma.

Dios los expulsó del paraíso terrestre, o del cielo, para arrastrarse sobre la tierra, como el resto de los animales y los sujetó al tiempo. Fue esa sujeción que la que hizo a Adán sentir todo el horror de su crimen, una vez que, en su primer estadio de gloria, siendo un ser pensante en la Divinidad, no conocía ningún obstáculo para comunicarse con ella; mientras que, en su segundo cuerpo de materia se encuentra sujeto a los ataques del intelecto que vienen incesantemente para atacar a su forma aparente, para atacar luego, con su dominio sobre ella, al ser espiritual que contiene. Ya que, cuando el alma es sometida a este combate ya no es pensante, sino pensativa. Lo que en modo alguno ocurría con Adán, que, habiendo recibido de la Divinidad un cuerpo de gloria incorruptible, recibía comunicación del pensamiento del Eterno por un ser superior que Dios le enviaba bajo una forma aparente y que le comunicaba sin ningún velo su voluntad; mientras que habiéndose vuelto pensativo por el trabajo que fue obligado a realizar sin cesar contra el intelecto malvado, ya no puede volver a ser pensante si no es por el tiempo, por la unión íntima con el espíritu. […]

Es este crimen horrible el que le hizo sentir su desnudez, una vez que después de haber comido (del fruto prohibido) fue despojado de su cuerpo de gloria y fue echado del cielo, o del paraíso terrestre, y vino a arrastrarse sobre la tierra como el resto de los animales. Adán sintió una perturbación inconcebible en su forma de materia. […]

Al principio, Adán tenía una acción totalmente espiritual Divina, ya que no estaba asociado a ninguna especie de acción temporal. Consecuentemente, su ley era puramente espiritual, mientras que en su cuerpo de materia, su acción era extremadamente limitada y sujeta a lo temporal, lo que le volvió un ser privado, ya que los cuerpos son un caos o tinieblas para el espíritu, lo que prueba demostrativamente que la forma de materia de la cual Adán se revistió por decreto del Eterno fue hecha para servirle de prisión, y para hacerle sentir, durante todo el tiempo de morada en esta forma, el castigo de su crimen”.
IHD, VIIª Instrucción

El ser espiritual en su forma actual

El ser espiritual divino encerrado en este cuerpo preside no solamente los movimientos de esta forma, sino también la preservación de las esencias que la componen en su pureza”.
IHD, VIIIª Instrucción
"El hombre es un fuego concentrado en un envoltorio grosero; su ley, como la de todos los fuegos, es disolverlo y unirse a la fuente de la cual está separado.

Si, descuidando la actividad propia de su Ser, se deja dominar por este envoltorio sensible y tenebroso, éste se hará con un control más o menos fuerte y duradero, según los derechos que le haya cedido por su debilidad, por sus inclinaciones o por sus gozos. Entonces, su fuego estaría ahogado o sepultado, por así decirlo, bajo este velo oscuro, y el hombre, a su muerte, se encontraría como confundido con las ruinas de su forma corporal; estos mismos restos se quedarían amontonados sobre él, mientras no sintiese renacer en el centro de su existencia algo lo suficientemente vivo como para romper y destruir los lazos que le atan a la región inferior de los cuerpos.

Si, al contrario, siguiendo la ley de su naturaleza, sabe no solamente conservar la fuerza y los derechos de su propio fuego, sino también aumentarlos por la acción de un fuego superior, no es de extrañar que a su muerte el ardor consuma más rápidamente la forma impura que hasta ahora había constreñido sus movimientos, y que la desaparición de esta forma sea más rápida.

¿Qué ocurriría entonces si el hombre entero es abrasado por este fuego superior? Destruirá hasta el más insignificante vestigio de su materia; no se encontrará nada de su cuerpo, porque no habrá dejado nada impuro, al igual que estos Elegidos, que al final de su carrera parecieron elevarse hacia las regiones celestes sobre carros luminosos, los cuales no eran más que la explosión de una forma pura, más natural a nuestro Ser de lo que pueda serlo nuestra envoltura material, y que nunca hemos dejado de tener, a pesar de nuestro vínculo con la materia".
[CN, XV]
"...recordemos la sentencia pronunciada por San Pablo, en I Cor, 15, 50: Os digo esto, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, y digamos por la misma razón que el reino de Dios no puede habitar con la carne y la sangre, consecuentemente la carne y la sangre habrán de desaparecer para que las profecías de paz de los Judíos puedan cumplirse".
[EH, VI]
“Comprobarás por la infección, que es el residuo final de todos los cuerpos, cuál es el objeto de la existencia de estos mismos cuerpos (…) la putrefacción es su base fundamental así como su término
DEC, vol. I

Nuestro cuerpo es una barrera de materia tenebrosa que, separándonos de Dios, debe perecer y desaparecer totalmente…
LR, 774
"A medida que [en el hombre] su Ser intelectual [espiritual] se eleva hacia la luz, su cuerpo se hunde y se repliega sobre sí mismo, y debemos estar convencidos de que, cuando ha recogido en él todas las Virtudes que comporta su región terrestre, su forma corruptible ya no puede existir con él; como algunos frutos que se separan naturalmente de su envoltorio cuando han adquirido su madurez; de modo que la vida del uno [ser espiritual] es la muerte del otro [cuerpo físico]". [CN, XX] 
«Cuando tu cuerpo está embebido de toda tu iniquidad te abandona. Vuelve a la tierra, que es la gran piscina; y tu alma purificada se eleva hacia su región original con toda la agilidad de su naturaleza. ¡Qué bello será este espectáculo futuro, en que todas las almas que no hayan sucumbido a la prueba se elevarán así hacia la región de la luz! ¿Veis el universo entero hundirse en la nada, y perder a la vez todas sus formas y toda su apariencia? ¿Veis todos estos espíritus purificados elevarse en los aires como la llama de un gran incendio y mostrar una claridad deslumbrante, en lugar de todas esas materias que se consumirán y nunca más existirán?» [HD, 203]
“La única cosa que nuestra carne humana podría hacer por nosotros, durante nuestra estancia sobre la tierra, sería desvanecerse sucesivamente como un fantasma, como por obra de magia, y devolver a nuestro espíritu, por la misma dulce gradación, su libertad primera, su fuerza y sus virtudes originales”. [HD, 97]
"Deja al hombre extraviado estos sueños de la tierra:
No estamos más que adormecidos en nuestro cuerpo tenebroso.
Cuando el tiempo nos arrastre a sus restos fangosos,
la hora que nos despierta es una hora eterna.
¡Oh! justo, ¡qué arrebatos! ¡qué nuevo esplendor!
Tomas otro cuerpo, en el crisol de la tumba;
un vivo resplandor, siempre más brillante y más bello;
una ojeada más penetrante; una voz más sonora;
un corazón incluso más puro. Así cuando yo evapore
estos fluidos burdos o la sal que está cautiva,
su fuego retomará su fuerza, y se convertirá en más activo".
-El Cementerio de Amboise-
¿Qué sois, elementos compuestos? Sois la esponja del pecado. Cuando tu cuerpo está embebido de toda su deshonra, te abandona. Vuelve a la tierra, que es la gran piscina; y tu alma purgada se alza en dirección a su región original, con toda la agilidad de su naturaleza”. [HD 203]

“Tu alma está en tu cuerpo como en el seno de una madre: pero en él ella puede disponer su propia conformación según desee, y la que hubiere preparado por si debe permanecer después de su nacimiento; después de ese nacimiento que la materia llama muerte”. [HD 89]

“Sea porque haya precipitado mi materia bien abajo de mi espíritu, o porque haya atraído mi espíritu hacia fuera y encima de mi cuerpo tenebroso, se hace en mí una división de lo puro y de lo impuro”. [HD 46]

“¿Cuál es el pensamiento del alma inmortal del hombre? Es el carro glorioso sobre el cual reposa, que debería animar con su fuego, y que un día debe hacerla planear en la gloria.
¿Cuál es el pensamiento del alma animal? Es su cuerpo material. Es la producción mixta y sujeta a descomposición; dado que los diversos principios que concurren para su construcción pueden también dividir y suspender su acción, cuando el centro que las une se retira.
¿Cuál es el pensamiento del carro glorioso, donde reposa el alma inmortal del hombre? Es una operación de vida; porque tiende a una progresión que va siempre de acciones simples en acciones simples.
¿Cuál es el pensamiento del cuerpo material? Es una operación de muerte; porque vinculándose a una raíz que no es simple, cuanto más sus resultados se propagan, más se dividen y debilitan”. [HD 155]

miércoles, 25 de julio de 2012

La Piedra Angular sacramentada por la Palabra. Saint-Martin


  "En el principio la Palabra existía
y la Palabra estaba con Dios,
y la Palabra era Dios"
Jn 1:1

"Si alguno me ama, guardará mi Palabra,
y mi Padre le amará, y vendremos a él,
y haremos morada en él.(...)
Y mi Palabra no es mía, sino del que me ha enviado"
Jn 14:23-24
"Hombre nuevo, contémplate con respeto. Tienes ante ti el santuario o la unidad eterna y Divina. Tienes, en el fondo de tu ser, la base angular del templo y encuentras activas en este templo las siete fuentes sacra-mentales que, vivificadas por la fuente de la vida, deben fertilizar para siempre todas las regiones que te componen.

[…] Esta piedra angular es en realidad la raíz de esas siete fuentes sacramentales que descubre el hombre nuevo en sí cuando ha sufrido las pruebas preparatorias e indispensables. […]

El hombre nuevo puede, digo yo, mantener este lenguaje, porque, cuando ha descubierto en él la piedra angular del templo, ha reconocido también que no era más que el fruto, el extracto, el producto y el testigo de la misma unidad y que, si esta piedra angular fuese el testigo de la unidad, la unidad, a su vez, sería el testigo de esta piedra angular, ya que el hijo es el testigo del padre, lo mismo que el padre es el testigo del hijo.

Éste es el doble testimonio que asegura para siempre la dignidad de este hombre nuevo y constituye la base de su confianza y de su seguridad. Es, al mismo tiempo, lo que da todo su valor y toda su virtud a estas siete fuentes sacramentales, que proceden de esta piedra angular sobre la cual debe construirse la iglesia, lo mismo que esta piedra angular procede de la unidad. La armonía se da a conocer también en estas fuentes, ya que son la expresión de la armonía que debe reinar en la piedra angular, a imitación de la que reina en la unidad. Todas ellas están íntimamente vinculadas, aunque tengan caracteres distintos, y se prestan a la ayuda mutua, no para eclipsarse las unas a las otras, sino para facilitar sus diversas manifestaciones.

Pero sus manifestaciones, aunque sean distintas, tienden todas a una meta común y única, que es la propagación y la comunicación de lo sagrado, pues un sacramento lleva este nombre porque es el medio por el que se transmiten las cosas santas y divinas donde son necesarias para que desaparezcan la muerte y la nada. Y, bajo esta relación, vemos que va aumentando aún más ante nuestros ojos la dignidad del hombre que ha sido elegido para ser la piedra angular del templo y, además, tener las siete fuentes espirituales por las que la vida divina trata de comunicarse con los lugares áridos y estériles. Pero ya no podemos seguir ignorando qué es lo que desarrolla en él estas siete fuentes sacramentales, puesto que hemos presentado al hombre en tantas ocasiones como el pensamiento, la palabra y la obra del eterno, que ha tenido una necesidad ineludible de la ayuda de la palabra para que se le concediese la palabra y para que pudiese alcanzar la dignidad de hombre nuevo.

Digamos, pues, que el hombre nuevo no tiene en sí estas siete fuentes sacramentales o estos siete sacramentos, porque ha recibido en realidad dentro de él el sacramento de la palabra y porque es este sacramento de la palabra el que ha hecho que broten en él estas siete fuentes, que antes estaban estancadas en la muerte; pero, como este sacramento de la palabra no ha podido llegar hasta las siete fuentes sacramentales del hombre nuevo, sin haber actuado de antemano sobre la piedra angular del templo, esta piedra angular del templo debe estar previamente penetrada y revestida por este sacramento de la palabra, para que las siete fuentes que van a salir de ella en abundancia y los ríos divinos puedan llenarlas sin interrupción y en toda su pureza.

[…] Tengamos siempre presente la suerte tan gloriosa del hombre nuevo que acaba de regenerar el sacramento de la palabra. Ha sido investido con esta palabra y, por así decirlo, sacramentado en su esencia. A partir de ese instante, en él se ha convertido todo en sacramento, todo se ha sacramentado en su ser, ya que las siete fuentes sacramentales que han brotado de su piedra angular abarcan su región terrenal y corporal, su región celestial y espiritual y su región divina.

Una vez sacramentado así en todo su ser, él ha sacramentado, a su vez, todos los objetos de su entorno y a todos los seres que esperaban que se abriesen esas fuentes sacramentales para recibir las aguas del río de la vida. Esa es la situación de la que hubiese disfrutado el hombre si hubiese conservado su dignidad primera, ésa es la situación de la que puede recuperar aquí vivos vestigios, humillándose ante el sacramento de la palabra y administrando con sabiduría y santo temor los dones que saldrán de estas siete fuentes sacramentales; ésa es, finalmente, la situación que debe engalanarse para él algún día venidero, si sabe unirse para siempre a este sacramento de la palabra, del que ha sido hecho, para estar eternamente sacramentado". [HN 46]

Este sacramento de la palabra da tres nombres al hombre nuevo, según las tres facultades que nos distinguen. Así, en su acción se llamará celeridad de la obra; en su amor se llamará unidad de reflejos de la afección divina; en su pensamiento se llamará la mañana perpetua del día más bello y todo su ser, al desarrollarse así, hará sentir de tal modo sus fuerzas al enemigo que temblará de miedo al enterarse de que se está despertando el león y lo amenaza con no dejarle un momento de reposo y con perseguirlo hasta que haya soltado su presa y se haya quemado en el fuego de la palabra del hombre nuevo". [HN 47]

sábado, 21 de julio de 2012

Construyendo el Templo. Saint-Martin


  “…también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo…”
1ª Pedro 2:5

“Feliz el hombre que la Divinidad se digna en escoger para hacer un templo en el que se la invoque por su propio nombre y jure en su propio nombre que Ella velará sobre ese templo, y que lo empleará para la ejecución y cumplimiento de todos sus deseos”.
La Oración, Saint-Martin

“Desgraciado aquél que no funda su edificio espiritual sobre la base sólida de su corazón en perpetua purificación e inmolación por el fuego sagrado”.
Retrato, 427, Saint-Martin

La construcción del Templo del Hombre

 “Los más sabios de ellos han creído que, al construir templos al Señor con piedras talladas con herramientas de hierro y con la forma que ellos le han dado, habían cumplido los planes divinos en cuanto al culto y los homenajes que espera de los mortales la divinidad. No han visto que era de este templo imperecedero del que esperaba el triunfo de su gloria, de este templo, en el que los instrumentos materiales son completamente inútiles, tanto para tallar las piedras como para sacarlas de las canteras, para transportarlas o, finalmente, para colocarlas definitivamente en el lugar que deben ocupar en el edificio.
Por tanto, es a sacar las piedras de las canteras, tallarlas, transportarlas y ponerlas definitivamente en el lugar que deben ocupar en el edificio a lo que la sabiduría y el espíritu del Señor se dedican con nosotros, y las herramientas que utilizan para ello son los mismos obstáculos y las mismas contra-riedades espirituales que encontramos en nuestro camino, cuyo precio el hombre novicio en los secretos de Dios no conoce lo suficiente para darse cuenta de que no hay ni una sola de estas pruebas que, si se realiza con fe y valor, no deba concluir para él con el nacimiento y el desarrollo de una unidad, y que con estas acumulaciones de unidades adquiridas por otras tantas pruebas y victorias, debe ver que se levanta en él el nuevo hombre o el edificio de los elegidos.

Ni siquiera supone que este edificio de los elegidos nos transforma en un verdadero cielo en el que habitan a la vez todos los espíritus del Señor, todos los poderes del Señor, todos los dones del Señor, todas las virtudes del Señor, de tal modo que nos convertimos en una especie de ciudadela, de fortaleza siempre armada, siempre a la defensiva, siempre preparada para vigilar por la seguridad de los habitantes y para procurarles todos las ayudas, todos los beneficios que nuestro estado de guerra nos permite esperar en este bajo mundo”. [HN 22]

“Así, pues, al descender [el hombre] en sí mismo, encontrará un gran templo en el que oirá hablar a un laborioso pastor que, sin que él lo vea, le gritará con todas sus fuerzas: lamentación, exclamación, purificación, santificación, súplica, consagración, administración. Ahí puedes ver, al mismo tiempo, lo que tienes que hacer y los medios de realizarlo”. [HN 23]
“…dejemos también que se acumulen en nosotros con un respetuoso y prudente deseo, las influencias vivas y los sedimentos espirituales que deposita la verdad todos los días dentro de nosotros. No sólo podremos algún día extraer piedras vivas que sirvan de cimientos para nuestros edificios de cualquier tipo, no sólo haremos con ellas murallas para nuestras fortalezas, no sólo podremos hacer con ellas palacios y Templos, sino que podremos construir también largos acueductos que lleven el agua desde los sitios más lejanos a los lugares estériles, con el fin de restablecer en ellos la vida y la vegetación. Finalmente, podremos hacer puentes sólidos y amplios que nos ayudarán a cruzar con toda seguridad los ríos y torrentes, pues el Dios de los seres no busca otra cosa más que poner en práctica en nosotros todas las leyes vivas, de las que la naturaleza y el tiempo no dejan de presentarnos imágenes pasajeras y materiales”. [HN 19]

Recordad que, si el alma del hombre está destinada a servir de templo para el autor eterno de lo que existe, es preciso que tenga en sí, al mismo tiempo, todas las facultades de este ser infinito, según todas sus virtudes, acciones y subdivisiones, sin lo cual este supremo y majestuoso creador de todo lo que existe no podría habitar en ella plena y libremente. Recordad, por tanto, que, si el alma del hombre está destinada a servir de templo del Eterno, no tenéis ni un solo movimiento que deba quedar en vuestra posesión, ya que el autor soberano que ha producido estas formas para que le sirvan de morada y venir a habitarlas, debe ser el único a quien pertenezca la disposición. Por eso es por lo que el reparador nos ha prohibido jurar por nuestra cabeza, ya que nosotros no podemos dar ni un solo cabello, blanco o negro, pues, para jurar por algo hay que poseerlo; pero nosotros no poseemos nada, ni siquiera nuestro ser, ya que sólo es de la forma y el dominio de Dios”. [HN 37]

No te concedas descanso mientras no se haya reconstruido en ti esta ciudad santa, tal como debería haber permanecido siempre, si el crimen no la hubiese derribado, y recuerda todos los días de tu vida que el santuario invisible en el que nuestro Dios se complace en ser honrado, el culto, las iluminaciones, los inciensos de los que la naturaleza y los templos exteriores nos ofrecen imágenes instructivas y beneficiosas y, finalmente, todas las maravillas de la Jerusalén celeste, pueden volver a encontrarse también hoy día en el corazón del hombre nuevo, ya que han existido en él desde el origen”. [HN 71]

El espíritu vivifica el Templo del Hombre por la palabra

 Haced sitio al espíritu. ¿No veis cómo se apresura para hacerse un hueco entre la multitud? Es que tiene que hacer una obra tan importante y tiene tanto celo por ella que teme perder un instante. Además, tiene que recorrer un espacio tan grande que teme no llegar hasta el final antes de que se le acabe el tiempo que se le ha dado para esta obra. Es preciso que pase del lugar donde tiene su morada hasta las mayores profundidades del hombre. Sólo viene para colocar la palabra de la santidad, por la que el hombre verá que crecen en él, al mismo tiempo, las siete virtudes, que serán las siete columnas de este edificio construido sobre la roca viva, que debe ser la iglesia eterna de nuestro Dios”.
Haced sitio al espíritu. Viene a traer a la base del templo todos los medios necesarios para elevar a la categoría de morada su edificio y hacer que se mantenga intacto, a pesar de la envidia de los samaritanos, y hará que este templo se gane el respeto y la admiración de todos los pueblos. ¿Cómo podría producirse esta admiración y cómo podría ser tan majestuoso este edificio, si el propio arquitecto eterno no hubiese proporcionado sus planos y diseñado su distribución y si no se generase continuamente de sus propios orígenes? Por eso es por lo que su espíritu viene a traer hasta nuestro centro más íntimo las palabras vivas que reaccionan mutuamente por sus diversos poderes y propiedades y hacen que salgan por sí mismas esta luz y esta vida que asegura una duración eterna a este templo que han construido con sus propias manos”. [HN 19]