El 13 de Octubre de 1803, Louis-Claude de Saint-Martin,
nacido el 18 de enero de 1743 en Amboise, pasaba al Oriente eterno tras “haber
rehusado aceptar la presencia de un sacerdote” en el momento de su retorno a
Dios (J. de Maistre, Veladas de San Petersburgo, diálogo XI, 1821).
“La
esperanza de la muerte es la consolación de mis días, por lo que desearía que
jamás se diga: la otra vida, pues solo hay una”.
Retrato, § 109
“La
gran cosa solo debe realizarse en el reposo y la aniquilación de todo nuestro
ser, cada acción exterior a la que nos libramos es en prejuicio de esta acción
viva que debe nacer y existir continuamente en todos nuestros centros”.
Retrato,
§ 455
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