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jueves, 12 de julio de 2012

El Hombre del Torrente... Saint-Martin


 "Es un espectáculo bastante aflictivo, cuando se quiere contemplar al hombre, verlo atormentado por el deseo de conocer sin percibir las razones de cosa alguna y, al mismo tiempo, teniendo la audacia y la temeridad de querer darlas para todo. En lugar de considerar las tinieblas que lo envuelven y comenzar sondeando su profundidad, él sigue de frente, no sólo como si estuviese seguro de disiparlas, sino como si no existieran obstáculos entre él y la Ciencia; sin parar de esforzarse por crear una verdad, osa colocarla en el lugar de aquella que debería respetar en silencio y sobre la cual no tiene hoy otro derecho a no ser el de desearla y esperar por ella. En verdad, si él está absolutamente separado de la Luz, ¿cómo podrá por sí solo encender la antorcha que le debe servir de guía? ¿Cómo podrá por sus propias facultades producir una Ciencia que venga a dirimir todas sus dudas? Esas tenues luces y esas apariencias de realidad que cree descubrir en las ilusiones de su imaginación, ¿no se desvanecen ante el más mínimo examen? Y después de haber producido fantasmas sin vida y sin consistencia, ¿no se ve forzado a sustituirlos por nuevas ilusiones que corren la misma suerte y lo dejan sumergido en la más terrible incertidumbre? Él podría ser feliz, no obstante, si su flaqueza fuese la única causa de sus equívocos. Su situación sería mucho menos deplorable, pues, no pudiendo por la fuerza de su naturaleza encontrar reposo a no ser en la Verdad, cuanto más dolorosas sean sus pruebas más servirán para conducirlo al único objetivo hecho para él". [EV]
"Hombres del torrente, querríais conocer las voluntades de Dios en las diferentes situaciones en que os encontráis, como si estuvieseis unidos a Él, mientras que no se puede hacer nada por vosotros sin esta unión; querríais estar unidos a Dios, como si estuvieseis purificados, mientras que esta unión no se puede realizar nada más que después de vuestra purificación; querríais ser purificados, como si hubieseis hecho todos los sacrificios para ello, mientras que vuestra purificación no puede producirse nada más que después de largos y penosos sacrificios. Querríais que se hiciesen estos largos y penosos sacrificios, como si los objetos de estos sacrificios hubiesen desaparecido ya de delante de vosotros, mientras que estos mismos objetos componen hoy todas las substancias de vuestro ser".[HN 48]
"[...] Inseguros sobre los tiempos que precedieron nuestro Ser, sobre aquéllos que están por venir y sobre nuestro mismo Ser, mientras no sintamos las relaciones [entre ellos] vagamos en medio de la sombra del desierto, cuya entrada y salida parecen igualmente huir ante nosotros. Si los rayos, brillantes y fugaces, surcan a veces nuestras tinieblas, sólo es para hacerlas más horribles, o degradarnos aún más dejándonos apercibir lo que hemos perdido. Y aún así, si penetran, solo es rodeados de vapores nebulosos e inciertos, porque nuestros sentidos no podrían soportar su brillo si se nos mostrasen directamente. En fin, el hombre es, con respecto a las impresiones de la vida superior, como el gusano que no puede soportar el aire de nuestra atmósfera.
¿Qué digo? Animales feroces nos rodean en medio de estas tinieblas, nos cansan con sus gritos irregulares y lúgubres, se lanzan súbitamente sobre nosotros y nos devoran antes de que los veamos. Azufres ardientes truenan sobre nuestras cabezas y por sus destellos imponentes parecen pronunciar mil veces sobre nosotros la sentencia de muerte. La Tierra misma está siempre dispuesta a estremecerse bajo nuestros pies y nunca sabemos si en el instante siguiente al que estamos no se entreabrirá para engullirnos en sus abismos.
¿Sería pues este lugar la verdadera morada del hombre, de este Ser que corresponde al centro de todas las ciencias y todas las felicidades?  Aquél que, por sus pensamientos, por los actos sublimes que emanan de él y por las proporciones de su forma corporal, se anuncia como el representante del Dios vivo, ¿estaría en su lugar en un sitio que solo está cubierto por leprosos y cadáveres, en un lugar donde la ignorancia y la noche únicamente pueden habitar, en un lugar, finalmente, donde este desafortunado hombre no encuentra ni siquiera donde reposar la cabeza?
No, en el estado actual del hombre, los más viles insectos están por encima de él.  Se mantienen al menos en el rango [que les corresponde] de la armonía de la Naturaleza; allí se encuentran en su sitio y el hombre no está en el suyo. [...]
Dejemos pues de creer que el hombre esté en su lugar aquí abajo. Está atado sobre la Tierra, como Prometeo, para ser, como él, comido por el buitre. Su paz misma no es un gozo, solo es un intervalo entre dos torturas". [CN - V]

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