"Es un espectáculo bastante aflictivo, cuando se quiere contemplar al hombre, verlo atormentado por el deseo de conocer sin percibir las razones de cosa alguna y, al mismo tiempo, teniendo la audacia y la temeridad de querer darlas para todo. En lugar de considerar las tinieblas que lo envuelven y comenzar sondeando su profundidad, él sigue de frente, no sólo como si estuviese seguro de disiparlas, sino como si no existieran obstáculos entre él y la Ciencia; sin parar de esforzarse por crear una verdad, osa colocarla en el lugar de aquella que debería respetar en silencio y sobre la cual no tiene hoy otro derecho a no ser el de desearla y esperar por ella. En verdad, si él está absolutamente separado de la Luz, ¿cómo podrá por sí solo encender la antorcha que le debe servir de guía? ¿Cómo podrá por sus propias facultades producir una Ciencia que venga a dirimir todas sus dudas? Esas tenues luces y esas apariencias de realidad que cree descubrir en las ilusiones de su imaginación, ¿no se desvanecen ante el más mínimo examen? Y después de haber producido fantasmas sin vida y sin consistencia, ¿no se ve forzado a sustituirlos por nuevas ilusiones que corren la misma suerte y lo dejan sumergido en la más terrible incertidumbre? Él podría ser feliz, no obstante, si su flaqueza fuese la única causa de sus equívocos. Su situación sería mucho menos deplorable, pues, no pudiendo por la fuerza de su naturaleza encontrar reposo a no ser en la Verdad, cuanto más dolorosas sean sus pruebas más servirán para conducirlo al único objetivo hecho para él". [EV]
"Hombres del torrente, querríais conocer
las voluntades de Dios en las diferentes situaciones en que os encontráis, como
si estuvieseis unidos a Él, mientras que no se puede hacer nada por vosotros
sin esta unión; querríais estar unidos a Dios, como si estuvieseis purificados,
mientras que esta unión no se puede realizar nada más que después de vuestra
purificación; querríais ser purificados, como si hubieseis hecho todos los
sacrificios para ello, mientras que vuestra purificación no puede producirse
nada más que después de largos y penosos sacrificios. Querríais que se hiciesen
estos largos y penosos sacrificios, como si los objetos de estos sacrificios
hubiesen desaparecido ya de delante de vosotros, mientras que estos mismos
objetos componen hoy todas las substancias de vuestro ser".[HN 48]
"[...] Inseguros sobre los tiempos que precedieron nuestro Ser, sobre
aquéllos que están por venir y sobre nuestro mismo Ser, mientras no sintamos
las relaciones [entre ellos] vagamos en medio de la sombra del desierto, cuya entrada y
salida parecen igualmente huir ante nosotros. Si los rayos, brillantes y fugaces,
surcan a veces nuestras tinieblas, sólo es para hacerlas más horribles, o degradarnos aún más dejándonos
apercibir lo que hemos perdido. Y aún así, si penetran, solo es rodeados de vapores
nebulosos e inciertos, porque nuestros sentidos no podrían soportar
su brillo si se nos mostrasen directamente. En fin, el hombre es, con respecto
a las impresiones de la vida superior, como el gusano que no puede soportar el
aire de nuestra atmósfera.
¿Qué
digo? Animales feroces nos rodean en medio de estas tinieblas, nos
cansan con sus gritos irregulares y lúgubres, se lanzan
súbitamente sobre nosotros y nos devoran antes de que los veamos. Azufres
ardientes truenan sobre
nuestras cabezas y por sus
destellos imponentes parecen pronunciar mil veces sobre nosotros la sentencia
de muerte. La Tierra misma está siempre dispuesta a estremecerse bajo
nuestros pies y nunca sabemos si en el instante siguiente al que estamos no se entreabrirá
para engullirnos en sus abismos.
¿Sería
pues este lugar la verdadera morada del hombre, de este Ser que corresponde al
centro de todas las ciencias y todas las felicidades? Aquél que, por sus pensamientos, por los
actos sublimes que emanan de él y por las proporciones de su forma corporal, se
anuncia como el representante del Dios vivo, ¿estaría en su lugar en un sitio
que solo está cubierto por leprosos y cadáveres, en un lugar donde la
ignorancia y la noche únicamente pueden habitar, en un lugar, finalmente, donde
este desafortunado hombre no
encuentra ni siquiera donde reposar la
cabeza?
No,
en el estado actual del hombre, los más viles insectos están por encima de
él. Se mantienen al menos en el rango [que
les corresponde] de la armonía de la Naturaleza; allí se encuentran en su sitio
y el hombre no está en el suyo. [...]
Dejemos
pues de creer que el hombre esté en su lugar aquí abajo. Está atado sobre la
Tierra, como Prometeo, para ser, como él, comido por el buitre. Su paz misma no es un gozo, solo es
un intervalo entre dos torturas". [CN - V]
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