Translate

lunes, 30 de julio de 2012

Vela - Purifícate, pide, recibe, actúa. Saint-Martin


 "Velad, manteneos firmes en la fe,
sed hombres, sed fuertes".
I Cor 16:13

"Ponte en vela,
reanima lo que te queda y está a punto de morir"
Ap 3:2

Vigila sin descanso, hombre de paz, hombre de deseo, para que el trono esté firme e inamovible, ya que, si este trono no está en buenas condiciones, puedes retrasar con tu negligencia la obra y la manifestación de las maravillas y las gracias del Señor”. [HN 30]

Vela, vela mientras estés entre los hijos de la violencia. Ellos te persuadirán de que tienen algún poder, y nada pueden.
¿Cómo serán amigos de la verdad, si las comparaciones que ellos nos presentan son siempre falsas?
En los seres aparentes, no queda ninguna impresión de la acción de los seres verdaderos; he ahí porqué las tinieblas no pueden comprender la luz.
Si deseas comprenderla, no la compares a nada de aquello que conoces.
Purifícate, pide, recibe, actúa: toda la obra está en estos cuatro tiempos.
¿Purificarse no es orar, ya que es combatir?
¿Y qué hombre osaría caminar sin purificarse, ya que no puede dar un paso sin colocar el pie sobre los peldaños del altar?
No es suficiente dejar de dudar del poder del Señor; es preciso también no dudar del tuyo.
Porque Él te concedió un poder, pues te dio un nombre y pide sólo que lo utilices.
No dejes, por tanto, la obra entera a cargo de tu Dios, pues Él quiso dejarte algo para hacer.
Está siempre dispuesto a derramar sobre ti todos los bienes; te pide sólo que vigiles los males que te rodean y no te dejes sorprender.
Su amor expulsó estos males del templo en tu beneficio; ¿llegaría tu ingratitud al punto de dejarlos volver? [HD 8]

No te relajes, hombre de deseo, porque el Dios de los seres no tiene inconveniente en venir a hacer una alianza con tu alma ni tiene inconveniente en venir a realizar con ella esta generación divina y espiritual en la que él te aporta los principios de vida y quiere encargarte del cuidado de darles la forma. Si quisieras observarte con atención, notarías que todos estos principios divinos de la esencia eterna deliberan y actúan con fuerza dentro de ti, cada uno de ellos según su virtud y su carácter; te darías cuenta de que puedes unirte a esas fuerzas supremas, hacerte uno con ellas, transformarte en la naturaleza activa de su acción y ver que todas tus facultades crecen y se avivan por multiplicidades divinas; sentirías que estas multiplicidades se mantienen y crecen en ti todos los días, porque la impresión que habían transmitido a tu ser los principios de vida las atraería cada vez más y, al final, estos principios no harían en realidad más que atraerse ellos mismos en ti, puesto que te habrían asimilado a ellos”. [HN 8]

Mantendré mi alma en actividad, para tener continuamente en mí la prueba de mi Dios.
La mantendré ocupada en la meditación sobre las leyes del Señor.
La mantendré ocupada en la práctica y en el hábito de todas las virtudes.
La mantendré ocupada en regenerarse en las fuentes vivificadoras.
La mantendré ocupada en cantar todas las maravillas del Señor y la inmensidad de su ternura por el hombre.
¿Qué instantes podrán quedarle que no sean llenados por la oración?  Mi vida será un cántico continuo, pues el poder y el amor de Dios son ilimitados.
Inmediatamente que me aproxime al Señor para alabarlo, Él me enviará al Santificador.
El Santificador me enviará al consolador.
El consolador me enviará al amigo del orden.
El amigo del orden me enviará el amor de la casa de mi Dios.
El amor de la casa de mi Dios me enviará la liberación.
Y las tinieblas se apartarán de mí y serán precipitadas para siempre en sus abismos”. [HD 12]
“…así es como se dan a conocer las recompensas prometidas al hombre de deseo, que se ha consumido en la vigilancia y en el celo por guardar la ciudadela que se le ha confiado, a este hombre de deseo, que se ha prometido no dedicarse jamás a una especulación del espíritu y de la inteligencia sin haber consagrado de antemano unos esfuerzos y un tiempo a cualquier obra activa del espíritu. Hasta ese punto está persuadido de que el hombre debe temer siempre no hacer lo suficiente, pero no debe tener ningún temor a no saber lo suficiente, y este prudente temor de no hacer lo suficiente establece en él una virtud también muy beneficiosa: la de estar siempre dispuesto a seguir las órdenes de su maestro, siempre lleno de resignación con todos los acontecimientos a los que puedan conducirlo sus servicios, siempre felices, desde el momento en que pueda darse interiormente el testimonio consolador de que ha sido celoso con la gloria de su maestro y no ha caído en falta ni en retraso en su servicio”. [HN 49]

No hay comentarios:

Publicar un comentario