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lunes, 16 de julio de 2012

El Hombre: Templo de Dios. Saint-Martin



“…templo eterno del que el hombre encuentra en sí mismo 
todos los materiales”
[HN 22]

El Señor edificó su morada en el alma del Hombre

El Señor ha elegido al alma del hombre para poner en ella su morada. Le gustaría pasar el rato paseando por los senderos espaciosos que se ha preparado en ella. Allí despliega toda su majestad y, para que ésta se pueda percibir mejor, hace que brillen astros deslumbrantes, cuya luz difunde un resplandor inefable que llega hasta los rincones más ocultos de este refugio sagrado”. [HN 36]

El Hombre como Arquitecto, Templo y Sacerdote

“…nos encontramos con el compromiso de vigilar con cuidado la construcción espiritual que se nos ha confiado, construcción que debe sernos tanto más atractiva cuanto más encontremos en nosotros mismos todos sus materiales y, bajo la inspección del que nos ha hecho este anuncio, y con su ayuda, podamos llegar a ser, al mismo tiempo, el arquitecto, el templo y el sacerdote por quien será honrado en él el fundador Divino. Debemos, como un artista meticuloso y agradecido, poner en todas las partes de nuestro edificio el nombre del que nos ha encomendado el trabajo, sin olvidar un solo instante que este nombre sagrado, inscrito en la piedra angular, es también el que debe acompañar todos los crecimientos que va a tomar la iglesia en nosotros, marcar las decoraciones exteriores e interiores, regular las divisiones del templo, fijar sus horizontes y determinar todos los detalles del culto que se debe celebrar allí eternamente”. [HN 8]
"...levantarás tu altar al único Dios verdadero en este hijo querido y concebido por el espíritu, ya que ese es el único lugar donde puede ser honrado, pues solo allí puede encontrar un ser que sea verdaderamente su imagen y semejanza y que tenga las cualidades necesarias para oír su lengua divina y comprender los oráculos de su sabiduría eterna. Además, solo allí podrás oír su voz sagrada, recibir respuestas que llenen tu inteligencia y satisfagan todos los deseos de tu corazón y todas las necesidades de tu espíritu".[HN 27]
Aprende [que tu] Ser intelectual [es] el verdadero templo; que las luminarias que le deben iluminar son las luces del pensamiento que le rodean y le siguen en todas partes; que el sacrificador es la confianza en la existencia necesaria del Principio del orden y de la vida; es ante esta persuasión ardiente y fecunda que la muerte y las tinieblas desaparecen; que los perfumes y las ofrendas es [tu] oración, [tu] deseo y [tu] altar para el reino de la exclusiva unidad; que el altar es ese eterno convenio, fundado sobre su propia emanación, y que Dios y el hombre van a visitar, de común acuerdo, para renovar la alianza de su amor y para encontrar, respectivamente [uno] su gloria y [el otro] su felicidad; en una palabra, que el fuego destinado a la consumación de los holocaustos, ese fuego sagrado que jamás debería apagarse, es el de esta chispa divina que anima al hombre y que, si hubiese sido fiel a su ley primitiva, le habría convertido para siempre en una lámpara brillante y caritativa, colocada en el sendero del trono del Eterno, para alumbrar los pasos de los que se habría alejado, porque finalmente el hombre no debe dudar más de haber recibido su existencia con el único objetivo de ser el testigo vivo de la luz y el emblema de la Divinidad. [CN, XVII]

El corazón del Hombre: santo de los santos y oráculo del Señor

"Con el Dios único que ha elegido su santuario único en el corazón del hombre y en este hijo querido del espíritu que todos debemos hacer que nazca en nosotros, no tienes que temer los mismos peligros y solo tendrás que recoger frutos saludables, porque es muy simple el ser verdadero, el único ser que es impasible a toda influencia que no sea la de la verdad. ¡Además, se ha reservado para él solo el poder de darla a conocer y de manifestarla en toda su pureza!" [HN 27]
"El Señor fundó su templo en el corazón del hombre; en él trazó todo el plan; cabe al hombre levantar las murallas y terminar todo el edificio.
Formemos al hombre a nuestra imagen y semejanza.
Aquí se establecerá mi santuario; reservé este lugar más interior para el santo de los santos.
Hombre, aquí es donde el oráculo escogió su morada; rodeada de árboles espesos y majestuosos; que sus cimas se reúnan y se curven para ocultarlo a los ojos del profano.[...]
Él colocó su templo y su oráculo en tu corazón, para que en todos los tiempos y en todos los lugares, sea caminando, sea en estado de reposo, pudieses entrar en él y consultarlo". [HD 20]
"Sí, hombre nuevo, este es el verdadero templo en el que solo podrás adorar al verdadero Dios del modo que él quiere que se haga, ya que todos los templos representativos y figurativos, que ha permitido que su sabiduría te conceda durante tu paso por las regiones visibles, no son más que las avenidas que conducen a este templo invisible, al cual querría ver llegar en multitud a todas las naciones del universo. El corazón del hombre es el único puerto donde el barco, lanzado por el gran soberano a la mar de este mundo para transportar a los viajeros a su patria, puede encontrar un asilo seguro contra la agitación de las olas y un fondeadero solido contra el ímpetu de los vientos". [HN 27]
"…desde la infancia hasta la alta sabiduría de los seres celestes podemos elevarnos de santuarios en santuarios, con la certeza de que, cuanto más esos santuarios se hacen sublimes e invisibles, más activos y sensibles son en el orden de nuestra verdadera sensibilidad". [HD 123]

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